La IA: ¿herramienta igualadora en lugar de divisora?

Publicado el oct 17, 2025.
Una balanza con circuitos y engranajes.

La inteligencia artificial (IA) es un tema candente en la agenda global y, como bien señala Kristalina Georgieva, presidenta del FMI, su impacto en la productividad puede ser tanto un faro de esperanza como un generador de desigualdades. En un mundo donde la tecnología avanza a pasos agigantados, es crucial entender cómo esta poderosa herramienta puede ser utilizada para transformar economías enteras, al mismo tiempo que podría dejar atrás a aquellos que no tienen acceso o la capacidad para implementarla correctamente.

La afirmación de que la IA podría contribuir a un aumento en la productividad económica anual de entre 0,1% y 0,8% es un indicativo del potencial de esta tecnología. Sin embargo, la advertencia de Georgieva sobre la disparidad en su implementación refleja una realidad preocupante. Para los países en desarrollo, el acceso a recursos tecnológicos y educación es fundamental, y la falta de inversión en estas áreas puede profundizar las brechas existentes. Por ejemplo, en muchas naciones emergentes, la integración de IA en sectores como la agricultura o la manufactura podría incrementar la eficiencia, pero sin políticas adecuadas y formación, esos beneficios podrían concentrarse en manos de unos pocos, exacerbando así la desigualdad.

A medida que el mundo se adentra en la era de la IA, se hace imperativo que los gobiernos fortalezcan sus políticas en torno a esta tecnología. La educación y el acceso equitativo a los recursos tecnológicos son vitales para garantizar que todos los países puedan beneficiarse del avance. La pregunta clave que surge de estas reflexiones es: ¿cómo pueden los gobiernos y las instituciones internacionales trabajar juntos para asegurar que la IA no se convierta en un catalizador de desigualdad, sino en una herramienta para el crecimiento inclusivo?

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