Científicos de diversas disciplinas están revaluando su futuro en los Estados Unidos y consideran la posibilidad de trasladarse a Europa y China, donde se observan mejores estándares de investigación y un mayor apoyo institucional.

Figuras históricas como Einstein, Edison y Oppenheimer solían contribuir significativamente a la ciencia y la sociedad en EE. UU., pero la actual administración ha generado un ambiente desfavorable que afecta la retención de talento científico.

Zeynep Ersoy, investigadora postdoctoral en la Universidad Rey Juan Carlos en Madrid, comparte su perspectiva sobre este escenario. Aunque soñó con estudiar en EE. UU., ahora se muestra reticente ante la idea debido a los recortes presupuestarios y los problemas de diversidad que enfrenta el país.

Un estudio reciente reveló que el 75% de los científicos establecidos en Estados Unidos está considerando abandonar sus puestos. Este fenómeno ha llevado a un incremento del 32% en las solicitudes de empleo de científicos estadounidenses en Europa.

La Unión Europea ha anunciado un compromiso de más de quinientos millones de dólares en los próximos tres años para atraer investigadores, consolidándose como un nuevo centro de innovación científica.

En contraste, China está aumentando rápidamente su inversión en investigación y desarrollo, lo que le permite alcanzar los niveles de gasto de EE. UU., lo que también contribuye a la salida de talentos.

Ron Davies, profesor en Irlanda, destaca que los estándares académicos han mejorado en todo el mundo, haciendo que la idea de que solo en EE. UU. se pueda realizar investigación de alta calidad quede obsoleta.

Davies advierte que si EE. UU. continúa con políticas que cierran sus puertas a la academia, a largo plazo eso afectará su economía y capacidad innovadora, aislándose del resto del mundo.

El impacto ya se está sintiendo, con signos de que los estudiantes chinos están reconsiderando su futuro en EE. UU. debido a políticas discriminatorias y detenciones injustificadas.

Las historias de científicos como Qian Xuesen y Zhu Song-Chun reflejan cómo las oportunidades en su país de origen han superado a las que antes sólo ofrecía Estados Unidos, generando avances significativos en sus respectivas áreas.

Finalmente, la fuga de cerebros de EE. UU. no solo representa una pérdida para el país, sino que se transforma en un beneficio significativo para Europa y China que están ganando cada vez más en la carrera por la innovación.