La 17ª Cumbre de BRICS celebrada en Río de Janeiro, Brasil, del 6 al 7 de julio, marca un hito significativo en la búsqueda de un nuevo orden global inclusivo y ético. En un contexto de incertidumbre geopolítica creciente, este encuentro no es solo un evento ceremonial. Representa un momento crucial en la que las economías emergentes están unidas para forjar alternativas efectivas de gobernanza global.

La agenda de la cumbre se basa en seis pilares fundamentales que reflejan las aspiraciones del bloque y las inquietudes actuales del mundo. Estos incluyen la creación de un sistema de pagos más eficiente para el comercio y la inversión, la gobernanza inclusiva de la inteligencia artificial, una agenda climática renovada, colaboración en salud pública, reformas del sistema multilateral de paz y el fortalecimiento de la cohesión institucional. Estos esfuerzos buscan contrarrestar un sistema global que tradicionalmente ha favorecido a unos pocos.

Uno de los pilares más ambiciosos es el sistema de pagos de BRICS. El dominio del dólar estadounidense ha sido históricamente una herramienta de apalancamiento para Estados Unidos, permitiendo la imposición de sanciones unilaterales. La iniciativa de crear un mecanismo de pagos centrado en BRICS, ya sea mediante una moneda digital o una alternativa a SWIFT, podría disminuir esta hegemonía y proporcionar a los países miembros una protección contra el uso abusivo de las finanzas.

La gobernanza de la inteligencia artificial también se presenta como un aspecto crítico que requiere atención. Actualmente, las normas sobre IA son en gran parte dictadas por empresas tecnológicas y reguladores en Occidente, lo que resulta en sistemas que pueden perpetuar desigualdades. BRICS ha aboga por un enfoque más inclusivo y soberano en la gobernanza de la IA, basándose en las necesidades de desarrollo de las economías emergentes.

En cuanto a la financiación climática, muchos países en desarrollo han enfrentado desafíos debido a compromisos insuficientes por parte de los países occidentales. En respuesta, BRICS está tomando la iniciativa de invertir en infraestructura verde, respaldada por el Nuevo Banco de Desarrollo y acuerdos bilaterales, lo que representa un cambio significativo en cómo los países del Sur Global abordan la crisis climática.

La cooperación en salud pública es otro pilar vital, dado que la pandemia de COVID-19 expuso las desigualdades en el acceso a vacunas y servicios de salud. Los países de BRICS están fortaleciendo su colaboración en investigación farmacéutica y prevención de pandemias, con India y Sudáfrica liderando la creación de un consorcio farmacéutico.

Con la ampliación del bloque, que incluye a Indonesia y otros países del sudeste asiático, BRICS está en una posición única para promover un modelo de cooperación Sur-Sur. Este modelos no solo fortalece la cohesión interna del grupo, sino que también desafía las estructuras globales tradicionales que han beneficiado a un grupo limitado de naciones.

Mientras Brasil lidera la cumbre, la pregunta que prevalece no es si BRICS puede desmantelar el orden existente, sino si puede ofrecer una visión duradera de cooperación y progreso equitativo en un entorno mundial marcado por el proteccionismo y la desconfianza.

Aunque aún existen desafíos y contradicciones dentro del bloque, el avance hacia un orden global más balanceado parece más tangible que nunca. La cumbre en Río representa los cimientos en la construcción de un nuevo paradigma que puede cambiar la narrativa global en un futuro cercano.