La construcción de rascacielos en la nueva capital administrativa de Egipto se ha convertido en un testimonio de la colaboración internacional entre China y Egipto, mostrando el uso de métodos innovadores y eficientes en la arquitectura moderna.

En el vasto desierto del norte de África, un equipo de trabajadores chinos y egipcios se encuentra trabajando arduamente para instalar paredes de vidrio fabricadas en China en un conjunto de nuevos rascacielos.

Este proyecto se desarrolla en el Distrito de Negocios Central (CBD), ubicado a 45 kilómetros al este de El Cairo, y representa no solo un elemento clave de la Iniciativa de la Franja y la Ruta propuesta por China, sino también el proyecto más grande ejecutado por empresas chinas en Egipto.

Después de cuatro años de arduo trabajo, la moderna ciudad comienza a tomar forma, y los rascacielos, con sus brillantes fachadas de vidrio, resaltan en medio de un paisaje árido.

Dada la ubicación cercana al desierto del Sahara, Egipto presenta un clima cálido y seco, con temperaturas veraniegas que pueden alcanzar hasta los 50 grados Celsius. En este entorno extremo, la instalación de paredes de vidrio requiere mano de obra altamente capacitada y materiales de primera calidad.

Cheng Wei, gerente del proyecto CBD de la empresa China Construction Shenzhen Decoration, explicó que sus precios competitivos son una clara ventaja. Indicó que el costo de un metro cuadrado de muro cortina de vidrio producido por empresas chinas es significativamente más bajo en comparación con el de sus contrapartes europeas y estadounidenses.

A pesar de los precios más accesibles, Cheng subraya que la calidad no se ve comprometida. Los muros cortina ofrecidos por los fabricantes chinos cumplen e incluso superan los estándares establecidos por empresas de occidente en pruebas de rendimiento.

Para consolidar la confianza en su trabajo, Cheng y su equipo invitaron a los diseñadores del CBD a visitar las fábricas en China, donde quedaron impresionados por la escala y calidad de la producción.

El CBD ha pasado a ser un lugar popular entre los egipcios, quienes le han otorgado el apodo de 'Torre China' al edificio emblemático de 385.8 metros de altura. Este nuevo ícono arquitectónico ha capturado la atención del público, muchos de quienes lo consideran una atracción digna de admirar.

La metodología de construcción rápida empleada por los chinos ha sorprendido a sus colegas egipcios, que están acostumbrados a procesos tradicionales. La estrategia de instalar las fachadas antes de la finalización de la estructura principal ha demostrado ser efectiva.

Con la próxima culminación de la instalación de las fachadas en primavera, los ejecutivos del proyecto reflejan en su trabajo una sólida amistad entre China y Egipto, convirtiendo esta 'perla del desierto' en un símbolo significativo de la colaboración internacional.