Intel anunció el jueves que reducirá su fuerza laboral en más del 15 por ciento, lo que representa aproximadamente 17,500 empleados, y suspenderá su dividendo a partir del cuarto trimestre. Esta decisión se enmarca en un esfuerzo del fabricante de chips por reaccionar a las pérdidas que enfrenta en su negocio de fabricación.

Además, Intel proyectó ingresos para el tercer trimestre que están por debajo de las estimaciones del mercado, debido a una disminución en el gasto en semiconductores de centros de datos tradicionales y a una creciente competencia en el desarrollo de chips de inteligencia artificial.

Las acciones de Intel, que tiene su sede en Santa Clara, California, cayeron un 20 por ciento en operaciones extendidas. Esto podría traducirse en una pérdida de más de 24 mil millones de dólares en valor de mercado. Previamente, el jueves había cerrado con una baja del 7 por ciento, en el contexto de una caída más amplia en las acciones de la industria de semiconductores tras un pronóstico conservador de Arm Holdings.

A pesar de estos resultados negativos, el impacto en la industria de semiconductores en general fue limitado. Empresas competidoras como Nvidia y AMD vieron incrementos en sus acciones, lo que resalta las diferencias en el posicionamiento de mercado entre estos gigantes de la inteligencia artificial y la situación de Intel.

El CEO de Intel, Pat Gelsinger, explicó que se necesita una reducción de personal en la sede central y una mayor concentración de empleados en el campo, enfocados en atender a los clientes. Respecto a la suspensión del dividendo, enfatizó que la empresa priorizará su balance general y la reducción de la deuda en este momento.

Antes de estos cambios, Intel contaba con aproximadamente 116,500 empleados a fecha del 29 de junio, excluyendo algunas subsidiarias. La compañía indicó que la mayoría de los despidos se completarán para finales de 2024.

Esta reestructuración de Intel se centra en el desarrollo de procesadores avanzados enfocados en inteligencia artificial, así como en la expansión de sus capacidades de fabricación por encargo, en un intento por recuperar la ventaja tecnológica que ha perdido frente a TSMC, el principal fabricante de chips por contrato del mundo.

Sin embargo, el reciente esfuerzo bajo la dirección de Gelsinger para revitalizar el sector de fundición de Intel ha elevado los costos operativos y ha presionado los márgenes de beneficios, lo que ha llevado a la empresa a la decisión de implementar reducciones de costos.