El reciente descubrimiento sobre el cometa 12P/Pons-Brooks, conocido coloquialmente como el "Cometa Demonio", ofrece profundas implicaciones sobre el origen del agua en la Tierra. Comprender de dónde proviene el agua es esencial no solo para la ciencia planetaria, sino también para contestar preguntas sobre la habitabilidad de otros cuerpos celestes. La idea de que los cometas hayan podido contribuir al suministro de agua de nuestro planeta resuena fuertemente en la comunidad científica y ahora, con nuevos datos, se reafirma la fascinación que nos suscitan los cuerpos celestes que nos rodean.

Utilizando observatorios avanzados como ALMA y el IRTF, la investigación sobre el cometa ha permitido aplicar un enfoque meticuloso al análisis isotópico del agua que contiene. Este proceso de comparación entre la proporción de deuterio y hidrógeno en el agua cometaria y en la terrestre se asemeja a usar una huella digital para identificar un objeto; se convierte en una clave para rastrear el origen del agua. Los resultados muestran que el agua del cometa es prácticamente indistinguible de la de la Tierra, lo que proporciona un fuerte respaldo a la teoría de que estos cuerpos celestes actuaron como los