La reciente exposición por parte del Reino Unido de una campaña cibernética rusa revela una alarmante realidad en el mundo de la ciberseguridad, especialmente en el contexto de la crisis en Ucrania. Este hallazgo, respaldado por una investigación conjunta con aliados como Estados Unidos, Alemania y Francia, muestra cómo las tácticas de espionaje digital de Rusia han estado amenazando a organizaciones dedicadas a brindar asistencia a Ucrania desde 2022. La relevancia de este fenómeno no solo radica en la seguridad de las infraestructuras críticas, sino también en la implicación que tiene para la colaboración internacional en tiempos de crisis.

El concepto central de esta campaña cibernética se basa en el uso de técnicas de hacking para infiltrar redes de diferentes organismos, tanto públicos como privados. La unidad militar rusa GRU 26165, conocida como Fancy Bear, ha logrado acceso a aproximadamente 10,000 cámaras de vigilancia en la frontera ucraniana, utilizando métodos como el phishing dirigido, donde correos electrónicos falsos engañan a empleados de organizaciones para que revelen sus credenciales. Este tipo de ataque no es nuevo: se ha convertido en un estándar de las técnicas del grupo durante la última década. Un ejemplo alarmante incluyen la simulación de invitaciones en Microsoft Outlook para robar información a través de calendarios.