China está dando un paso importante hacia la sostenibilidad al desarrollar "ciudades sin residuos", un concepto que busca reducir los desechos a través de prácticas de reciclaje y una mayor participación comunitaria. Hasta el momento, más de 113 ciudades están trabajando para mejorar sus sistemas de gestión de residuos.

El término "ciudad sin residuos" se define no como una metrópoli que no genera residuos, sino como un modelo urbano diseñado para minimizar los desechos que llegan a los vertederos. Esto se logra mediante la adopción de estilos de vida ecológicos, reducción de residuos en la fuente y recuperación de recursos.

A lo largo de varios años, la implementación de programas piloto ha resultado en un aumento en las tasas de reciclaje y en una reducción significativa de los residuos domésticos. Estos esfuerzos han llevado a la creación de entornos urbanos más limpios y habitables.

En el contexto de su decimocuarto plan quinquenal, que abarca de 2021 a 2025, China ha designado 113 ciudades a nivel de prefectura y ocho regiones especiales para avanzar hacia este objetivo de cero residuos. En la actualidad, hay más de 3,700 proyectos de demostración, que incluyen sistemas comunitarios de clasificación de residuos e instalaciones para la recuperación de subproductos industriales, con inversiones superiores a un billón de yuanes.

Estas iniciativas reflejan el firme compromiso del país para adoptar prácticas de cero residuos y promover un entorno más sostenible.

Un ejemplo destacado es la nueva área de Xiong'an, en el norte del país, que se ha diseñado como una "ciudad de células". Cada vecindario dentro de esta área incluye "células de desecho" que utilizan un enfoque de circuito cerrado para manejar los residuos.

Los desechos de construcción se procesan en el lugar, transformándolos en áridos para nuevas construcciones. Además, se han implementado contenedores inteligentes y sistemas de incentivos digitales para guiar a los residentes en la clasificación de materiales reciclables.

Chongqing, por otro lado, adopta un enfoque holístico al integrar todo el sistema de gestión de residuos. Esta ciudad ha renovado su infraestructura de clasificación y ha establecido centros comunitarios estandarizados para la recuperación de recursos.

Los residuos orgánicos se canalizan a instalaciones de compostaje cercanas, mientras que los restos de alimentos se utilizan en plantas de conversión de residuos en energía, lo que asegura un suministro de energía sostenible a las comunidades locales.

En Shenzhen, la innovación avanza con proyectos que exploran nuevos bioplásticos y tecnologías que desmantelan residuos electrónicos para recuperar metales raros. La cultura de innovación y experimentación en esta ciudad muestra cómo los conceptos de ciudades sin residuos pueden evolucionar con nuevas ideas.

A medida que China pasa de la fase de prueba a la implementación generalizada, estos ejemplos de ciudades sin residuos ofrecen un modelo claro para la transformación urbana en un futuro sostenible.

China está diseñando un futuro verde donde cada residuo se considera un recurso, lo que permite que las ciudades crezcan de manera sostenible y en armonía con el medio ambiente.