La creciente inversión de los países del Golfo en inteligencia artificial (IA) se está consolidando como un pilar estratégico frente al inevitable declive de los ingresos por petróleo. Las naciones de esta región están enfocando sus esfuerzos en posicionarse como centros de tecnología y datos, atraídos por la idea de que la IA puede ser el "nuevo petróleo". Este cambio no solo transforma su economía, sino que también redefine su papel en la geopolítica, especialmente en un mundo donde la tecnología avanza a pasos agigantados. La reciente visita de Donald Trump a los Emiratos Árabes Unidos, donde se anunció la creación de un campus de IA y la facilitación de la exportación de tecnología avanzada, subraya esta ambición.

En el centro de esta estrategia se encuentra la infraestructura de datos. Proyectos como el "Stargate" en Abu Dhabi, que incluye la construcción de centros de datos masivos para apoyar a compañías como OpenAI, se asemejan a las iniciativas históricas de la industria petrolera. La idea de que "el cómputo es el nuevo petróleo" es una forma de encapsular cómo el poder de procesamiento, facilitado por chips avanzados, es esencial para construir modelos de IA que puedan revolucionar sectores enteros. Un ejemplo clave es el PIF de Arabia Saudita, que ha lanzado una empresa nacional de IA, Humain, con planes de desarrollar "fábricas de IA" con cientos de miles de chips de Nvidia.

Sin embargo, esta transición no es sin desafíos. La atracción de talento calificado en IA representa una barrera considerable para el crecimiento de este ecosistema emergente. A pesar de sus atractivos, como impuestos bajos y visados de largo plazo, la región aún enfrenta el reto de producir empresas de IA de reconocimiento mundial. Este contexto plantea una pregunta interesante: ¿podrán los países del Golfo establecerse como protagonistas en la escena de la IA global antes de que otros actores, como China, consoliden su posición?

En conclusión, la apuesta del Golfo por la IA no solo tiene implicaciones económicas, sino que también reconfigura las alianzas globales y muestra cómo las naciones buscan diversificarse más allá del petróleo. La colaboración entre los Estados Unidos y estas potencias emergentes en tecnología podría ser una oportunidad sin precedentes para ambos. Para aquellos que deseen profundizar en este tema, se recomienda explorar más sobre las iniciativas tecnológicas en la región y su impacto en la economía mundial.